Aun cuando el jeque Hassan
ibn Ahmed era el padrastro de Danielle, siempre la había considerado como su
propia hija y por tal motivo, ella le amaba, respetaba y deseaba complacerle.
Sin embargo , no compartía sus ideas respecto al matrimonio; así que cuando se
enteró de que sus intenciones eran casarla con su sobrino Jourdan, al que ni
siquiera conocía, se enfadó muchísimo. Y si ella, en algún momento, pensó que
todo se arreglaría en el primer encuentro, se equivocaba, ya que Jourdan,
aunque muy atractivo, era más peligroso que una serpiente.
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