-Por Dios, mujer... ¿acaso
parezco un violador?
-¿Y cómo voy a saberlo? No
he visto a ninguno frente a frente.
Fue penoso dar esa respuesta
cuando un hombre semidesnudo y de apariencia dudosa pidió la ayuda de Harriet,
que ella negó, para después darse cuenta de que era Rigg Matthews, su nuevo
vecino. Él pareció perdonar y olvidar su desastroso primer encuentro, sobre
todo cuando Harriet entabló una firme amistad con la joven sobrina de éste.
Sólo que Harriet cometió el error de enamorarse de Rigg...
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