Ella, con sus ojos azules, le sostuvo sin pestañear la
mirada. Él intentó penetrar esa barrera, buscando un punto débil. Finalmente,
con arrogancia, le preguntó: ¿Dónde conoció a mi madre?
Vestida con unos simples jeans Raine llegó al lujoso hotel
junto al lago Tahoe. ¿Cómo podía saber él que ella no sólo era una famosa
artista sino, además, una heredera riquísima? ¿Pensaba él que ella era una
cazadora de fortunas? De fortunas no, pero cazadora sí. Una sola mirada le
bastó a ella para saber que él era peligroso. Pero ella no era una presa fácil.
Raine había compartido el secreto con su madre y había hecho
un solemne juramento. Ahora se sentaría a esperar que el avasallador Nick
tuviera que tragarse sus palabras.