Cuando
Támara tomó "prestados" fondos de la empresa para atender a su madre
enferma, estaba firmemente resuelta a devolver el dinero antes de que alguien
descubriese su falta. Pero entonces, la empresa fue absorbida por el implacable
empresario Bickford Rutledge.
Bick
era un hombre acostumbrado a conseguir lo que quería, y deseó a la hermosa y
altiva Támara desde el primer momento. Cuando descubrió su secreto, le planteó
un dilema: la cárcel o el matrimonio.
Ella
tenía una alternativa que no era tal. Se libró del peso de la ley, pero perdió
su corazón al entregarlo al hombre que la había comprado... en cuerpo y alma.
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