Ella era una hermosa heredera, alejada de su hogar, que sólo
soñaba en ser amada por sí misma. Él no hizo preguntas, se limitó a ser
arrogante y seguro de sí mismo. Él se apoderó de su confianza, de su amor, de
su pasión. Luego la arrojó dejándola sola con su orgullo frío y porfiado.
Ellos habían compartido una noche de encanto, una noche por
la que Deborah había pagado infinitas noches de soledad, sola con sus recuerdos
y con su pequeño hijo, hasta que una extraña jugada del destino trajo a Storm
desde California hasta donde ella estaba.
A pesar de ella misma, ello lo ansiaba con desesperación.
Ahora él estaba frente a ella. Cuatro años atrás la había usado y traicionado.
¿Su propio corazón la traicionaría a ella?
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