Aquella era la mayor
apuesta de toda su vida.
Ryan y Molly llevaban
toda la vida siendo amigos, pero el juego infantil empezó a volverse peligroso
cuando él la retó a fingir que estaban saliendo juntos… y ella aceptó.
La primera regla del
juego que impuso Ryan era que debían besarse mucho para que así pareciera real.
Así fue como dos buenos amigos se convirtieron en dos buenísimos amantes… Y
como Molly se dio cuenta de que aquella apuesta era mucho más adecuada de lo
que ella había previsto.
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