Era
un hombre protector, orgulloso y apasionado y su punto débil eran las madres
solteras...
Morgan
no sabía ni una palabra de asistir a partos, pero cuando se encontró con
aquella mujer a punto de dar a luz sola, supo que no tenía otra alternativa,
así que ayudó a traer al mundo al precioso hijo de Samantha Peterson. Después
se dio cuenta de que la mamá y el niño necesitaban un lugar donde vivir y les
ofreció quedarse en su casa. Entonces no sospechaba el deseo primitivo e
irrefrenable que iba a provocar aquella bella mujer en él. A pesar de que había
desechado la posibilidad de ser marido o padre, Samantha despertaba sus
instintos más básicos y masculinos: proteger, defender…..y poseer.
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