No era la típica damisela en
apuros
Por encima de todo, el jeque
Amir quería redimir los escándalos de su familia. Así que lo último que deseaba
era tener que enfrentarse a una sensual y bella extranjera que acababan de
entregarle para que se convirtiera en su esclava sexual.
Cassie había sido secuestrada por unos bandidos
y entregada a un jeque como si fuera un objeto y no una persona, pero se negaba
a ser el juguete de un hombre. Aun así, después de pasar una semana en la
tienda de Amir fingiendo ser su amante, empezaba a darse cuenta de lo difícil
que iba a ser resistirse a sus encantos. Sobre todo cuando tenían que compartir
la misma cama…
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