El guapísimo Kell Magee
era sexy y masculino... ideal para el sexo, pero no para ser un buen marido.
No, sería preferible encontrar algún contable responsable y aburrido que no la
volviera loca de deseo ni la hiciera soñar con aquellos apasionados besos. Por
suerte para Daisy Hunter, Kell no tardaría en encontrar sus raíces y marcharse
del pueblo... porque ella no podía permitirse que volvieran a romperle el
corazón. Aunque lo cierto era que ya había perdido la cabeza al olvidarse del
plan A y optar por un apasionado plan B.
Quizá fuera una locura
contratar a un tipo tan guapo para que le arreglara la casa...
Marty Owens era una
mujer práctica, pero aunque contratar a aquel hombre tan atractivo pareciera
una locura ella estaba desesperada y Cole Stevens tenía unas manos fuertes y
una voz seductora que parecía asegurarle que haría el trabajo rápido y bien.
Parecía lógico que viviera en la casa para así poder trabajar día… y noche. Lo
que no tenía ninguna lógica eran las fantasías que ella, que era tan seria,
estaba teniendo con él; no podía dejar de imaginarse abrazada a aquel musculoso
cuerpo en la cocina, en el dormitorio, en la ducha…
A Sasha Combs Cassidy
Bonne Lasiter no le importaban las fantasías que hubiera despertado en ella aquel
misterioso hombre que había aparecido en su puerta. Fuera lo que fuera lo que
Jake Smith quería ofrecerle, no le interesaba en absoluto. Si había algo que
había aprendido en sus cuatro matrimonios era que las aventuras románticas
nunca le aportaban nada bueno. Además, sería una lástima desaprovechar a un
tipo tan guapo como aquél; seguro que había alguna mujer ahí fuera esperándolo…
Sólo porque se le hubiera derretido el corazón con sólo verlo sujetar a aquel
bebé no significaba que se hubiera convertido en el candidato para ser el
número cinco… ¿o sí?
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