Tara
llevaba un año saliendo con el magnate australiano Max Richmond y vivía para
aquellos momentos robados en los que disfrutaba de su compañía; ya fuera en una
cena o en la cama. Pero últimamente había empezado a plantearse que quizá Max
no tuviera la intención de formar una familia... Parecía satisfecho con la idea
de que Tara no fuera nada más que su amante.
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