Lucy
Proctor observa a las mujeres que entran y salen de la vida de Aristóteles
Levakis. No tiene deseos de imitarlas, a pesar de lo arrebatadoramente guapo
que es. Está contenta siendo su secretaria, ¡o al menos es lo que se dice a sí
misma una y otra vez!
Ari
no debería encontrar atractiva a su regordeta y mojigata secretaria, pero algo
en ella le llama la atención. Sabe que sólo existe una manera de superar su
deseo: saciarlo.
¡Tres
semanas en Atenas debería ser tiempo suficiente para conocer mejor a su
prudente secretaria!
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