La
heredera y el millonario despiadado llegaron a un trato. Pero ella no leyó la
letra pequeña… ¡que les obligaba a compartir cama!
Tras
haber logrado salir de las calles de Atenas, Sergios Demonides creía haberlo
visto todo. Hasta que Beatriz Blake se presentó en su despacho y le pidió un
matrimonio de conveniencia. Independiente, orgullosa y directa, Beatriz no se
parecía en nada a las mujeres glamurosas que desfilaban por su cama. Pero no
necesitaba otro trofeo; necesitaba una madre para los hijos de su difunto
primo.
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