¿Quería estar con ella sólo para
ser padre?
La búsqueda de su madre biológica llevó a
Diana Reeves al pueblo francés de Bellevue-sur-Lac, donde acabó trabajando para
Anton, el atractivo conde de Valois.
Anton no confiaba en la recién llegada, por lo que
decidió vigilarla de cerca. Pero Diana no tardó en hacerse un hueco en su
corazón... y en su cama. Cuando la pasión acabó en embarazo, Anton insistió en
que Diana debía casarse con él. Fue entonces cuando ella descubrió cuánto
deseaba él tener un hijo y empezó a cuestionarse los motivos por los que quería
casarse con ella...
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