La delgada línea entre
la pasión y la venganza no tardó en desvanecerse
Paige Fielding estuvo
esperando durante diez años el regreso de Giancarlo Alessi a su vida. Pero el
hombre al que se había visto obligada a traicionar no estaba interesado ni en
hacer preguntas ni en oír disculpas.
Ingratamente
sorprendido al descubrir que Paige trabajaba como asistente personal de su
madre, Giancarlo sintió renacer su sed de venganza. Obligó a Paige a
trasladarse hasta la Toscana, donde la obligó a someterse a todas sus órdenes.
Y cuando Giancarlo
descubrió que Paige estaba embarazada, no pudo evitar preguntarse si, en
realidad, no era a ella a quien tan desesperadamente deseaba, y no la venganza.
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